Usada como un recipiente

La otra noche, durante cuando hablaba con mi mujer en la cama antes de dormir, se me ocurrió preguntarle cómo había cambiado su vida sexual cuando empezó a tomar la píldora y dejó de usar condones.

Me miró y me preguntó por qué quería saber eso.

No pude mentirle y le hice saber que me encanta ver cómo se ve su coño después de que me corro en ella.

Ella me sonrió y decidió contarme cómo se convirtió en una zorra amante del semen.

La historia tuvo lugar hace más de 12 años, cuando ella tenía 17 años y aún estaba en su primera relación con un chico un poco capullo.

Me dijo que estaba profundamente cegada por el chico que le quitó la virginidad, sin embargo, no era tan idiota como para tener sexo sin protección a esa edad.

Una noche, su ex le dijo que realmente quería correrse dentro de ella y así declarar su coño como suyo para siempre.

Ella accedió a tomar la píldora del día siguiente una noche, y esa fue la primera vez que sintió una corrida caliente dentro de ella.

Describió la experiencia como algo no muy agradable, porque tuvo que limpiarse justo después de que él terminara y la sensación no fue tan buena como él le había hecho creer.

Al día siguiente fueron a la farmacia y él le hizo saber que quería tener sexo de nuevo ese día antes de que ella tomara la píldora.

Este fue el momento en que ella se dio cuenta de que él la empujaría a tener sexo sin protección en el futuro y no estaba completamente segura de que la píldora del día siguiente siempre funcionaría ni si era bueno tomar tantas.

Eso fue lo que la llevó a ver a un médico para obtener la píldora diaria y decidió decirle a su ex que tomaría la píldora, pero que le gustaría seguir usando condones.

Obviamente, él le dijo en ese momento que lo harían como ella quisiera, pero la parte graciosa es que nunca volvieron a usar un condón después de ese día, jaja.

Ella me contó que su vida sexual cambió por completo cuando empezó a usar la píldora, porque comenzaron a follar a todas horas y en todas partes, ya no tenían que preocuparse si había condones disponibles o no.

Me dijo que solía follarse a su ex en su habitación mientras sus padres estaban en la cocina de su casa. Incluso cuando bajaban a cenar con ellos, ella iba con su corrida dentro.

Me dejó caer que empezó a disfrutar más del sexo debido a una mejor fricción entre las paredes internas de su coño y la polla de su ex, y así es como terminó gustándole la sensación del semen caliente dentro de ella.

Después de la charla, noté que ella estaba tratando de ocultar ciertos detalles y le pregunté por qué no me estaba diciendo toda la verdad. Después de dudar un poco, me dijo algo que me sorprendió mucho. Me miró y dijo

—Mi ex era el que más se corría de todos—.

Estaba algo confundido y supongo que mi expresión fue rara porque ella trató de ser más precisa y dijo:

—Sus corridas eran inmensas.—

Después de eso, estaba completamente cachondo y quería saber más. Hice la pregunta que hizo que su cara se sonrojara... Dije

—Por favor, sé lo más detallada que puedas.

Ella me miró avergonzada pero me dijo que sus corridas eran 2 o 3 veces más grandes que las mías.

Me contó que cuando se corría en su boca, tenía que escupir de inmediato porque no le cabía tanto semen en su boca.

Sin embargo, cuando se corría en su coño, dijo que tan pronto como él sacaba su polla de su coño, su semen comenzaba a salir hacia fuera y ella incluso necesitaba empujarlo (como si quisiera orinar) para sacar su leche de su interior. Si no podía deslizarse por sus piernas cuando se ponía de pie.

Sin embargo, me dijo que incluso con sus empujones, algunas veces, al día siguiente de follar se despertaba todavía mojada por la corrida de la noche anterior.

Follaban de 3 a 4 veces por semana cuando ella empezó a usar la píldora, así que básicamente follaron al menos 100 veces en los siguientes 6 meses que estuvieron juntos, lo que significa que él llenó su coño de semen casi a diario...

Hizo de mi futura esposa una vampira de la leche, jaja.