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Cornudologia28 de mayo de 2025cornudos10 vistas

Fiesta en casa de Jorge

Era finales del mes de junio y acabábamos de realizar los exámenes que nos permitirían entrar en la universidad, la selectividad. Había sido un año muy duro pero todo eso quedaba atrás, y mi amigo Jorge organizaba una fiesta en su casa para celebrar el final de esta etapa. Además, ya empezaba el verano.

Asistí con mi novia Ana, la cual se lo iba a pasar bien casi seguro ya que, aunque había estudiado en otro centro, conocía a muchas de mis amistades de clase.

─Cariño, he conocido a un chico en la fiesta y me lo voy a llevar al lavabo para hacerle una mamada. ─Me dijo Ana. ─¿Por qué pones esa cara?¿no te pone cachondo? Ya lo habíamos hablado alguna vez y me dijiste que no te importaría.

A esa hora, mi novia Ana ya había bebido un poco. Aunque debo reconocer que ya habíamos hablado alguna vez de hacer algo así y me excitaba la idea.

─De acuerdo, amor, si estás segura que lo quieres hacer, hazlo. ─Le contesté un poco inseguro.

Vi como salió del salón y fue al jardín. Allí cogió a mi amigo Jorge de la mano y fueron con paso decidido hacia el lavabo.

─¡Mierda!─pensé ─¡mi amigo Jorge no! ─ esto era muy incómodo. Que mi novia hubiera escogido a uno de mis mejores amigos para hacerle una mamada era mala suerte. Jorge iba a poder disfrutar del calor de la boca de una chica, más aún sabiendo que era mi novia.

Los vi desaparecer. Tenía que evitar que pasara a toda costa. Fui hasta el lavabo pero me paré en la puerta, dudando. Los podía oír al otro lado de la puerta:

─Dios, Jorge, no sabía que la tenías tan grande.

─¿Tú crees?¿Es más grande que la de tu novio Mario?

─¡Mucho más grande! No hay color.

─Bueno, decías que me la ibas a chupar, a ver cómo lo haces.

Podía oír como Ana sorbía y chupaba la polla de Jorge, y cómo él gemía de placer. Enseguida Jorge empezó a decirle a mi novia guarradas:

─Te gusta el sabor de mi polla, putita? ─Ana emitió un sonoro sonido de aprobación sin parar de chupar.

─Es la misa boca con la que besas a Mario. ¿Tú crees que él querría besarte ahora, si descubre que tienes el sabor de mi polla en tu boca?

Nunca había oído a Jorge hablar de esa manera, y menos a mi novia. Para mi sorpresa, mi novia empezó a contestarle, haciendo pausas para volver a meterse la polla de Jorge en la boca:

─Sí, soy una novia putita.
─…
─Mario me besaría seguro. Sobretodo sabiendo que te la he chupado.
─…
─¿Puedo usarte siempre que yo quiera?─Dijo Jorge.
─…
─Cualquier amigo de Mario puede usarme cuando quiera.
─…
─¡Mhm, Jorge! Quiero que todos los de la fiesta lo sepan.
─…
─Cuando te hayas corrido en mi cara y salgas de aquí, ve a decirles a Andrés y a Rodrigo lo puta que soy, y que estoy esperando sus pollas aquí, en el baño.

Estaba en shock. Andrés y Rodrigo eran mis otros dos mejores amigos. No podía creer que Ana estuviese diciendo todo eso. Me alejé del lavabo y me dirigí a la cocina.

Al cabo de unos minutos, Jorge salió del lavabo y se fue directo a hablar con Andrés, que estaba tomándose una cerveza con Rodrigo. Vi como Jorge le explicaba algo y Andrés sonreía y asentía. Acto seguido fue al baño, que tenía la puerta entreabierta.

Fui hacia donde estaba Jorge hablando con Rodrigo. Cuando me vieron, se hizo el silencio.

─¡Mario! ¿Cómo estás? ─me dijo con una sonrisa traviesa. Probablemente encontraba la situación muy divertida, pensando que momentos antes mi novia le estaba haciendo una buena mamada.

Hablamos un poco y Andrés hizo su reaparición, haciendo señas a Rodrigo de que era su turno, que hizo que éste se excusara, y se marchó. Sin querer, me fijé en que Andrés llevaba la bragueta abierta, y insinuaba un pene flácido, pero grande. Más grande que el mío en condiciones normales.

Andrés parecía incómodo por el hecho de estar yo allí, hablando con ellos naturalmente, cuando acababa de estar con mi novia.

─¿Qué tal va todo, Andrés? ─le pregunté.

─Bien ─respondió. Hablamos de un par de cosas. Todo parecía normal, menos el hecho de que mi novia le hubiera estado chupando su aparentemente grande pene hace unos momentos.

Rodrigo apareció de nuevo en la cocina, mostrando en su cara una expresión de estar satisfecho. Aproveché, y fui hacia el baño para pedir explicaciones a mi novia sobre lo que acababa de hacer.

Cuando me dirigía hacia allí, a mis espaldas oí unas risas y cómo dos personas chocaban de manos. Debían ser mis amigos, intercambiando opiniones sobre lo bien que mi novia les había mamado la polla.

Abrí la puerta del lavabo lentamente y lo que vi me dejó estupefacto.

Encontré sentada en el suelo a mi novia, con su cara completamente cubierta de semen. Podía ver hilillos de lefa colgando y balanceándose amenazadoramente desde su barbilla. No había ningún rincón de su cara que no tuviera alguna gota de semen: sus mejillas, sus sienes,… incluso sus labios brillaban de color blanco.

─¡Hola bebé! ─exclamó cuando entré. ─Espero que no te importe que les haya chupado la polla a algunos de tus amigos. Quería recompensarlos por ser tan buenos amigos contigo.─Dijo sonriendo inocentemente. Lo que no la hacía tan inocente viéndola cubierta completamente por leche mangorra.

─¿Qué cojones, Ana?¿Por qué mis amigos?¿Sabes lo humillante que va a ser a partir de ahora? Ahora cada vez que los vea pensaré en como te han metido la polla hasta la garganta─dije furiosamente.

─¿Vas a cortar conmigo? ─exclamó ─Porque si quieres lo dejamos.

─Nnnno..no…..no ─conseguí decir.

─Bueno, si quiero chuparles la polla a tus amigos o follármelos lo haré, porque lo digo yo.¿Tienes alguna problema con eso? ─saltó.

Yo la quería mucho, y no quería cortar nuestra relación por algo así.

─No hay problema cariño, yo te quiero ─le contesté.

─No. Eres muy egoísta queriendo tenerme toda para ti. Otros hombres deberían tener la oportunidad de follarme y usarme también.

─¡Pero eso sería como ponerme los cuernos! ─protesté ─No habíamos acordado esto.

─Pues ya sabes lo que hay,─me contestó ─Si alguna vez quieres volver a usar esta boca como han hecho tus amigos hace unos minutos─dijo señalando al interior de su boca, donde todavía tenía algo de semen ─Entonces no te puedes quejar nunca, y lo tienes que aceptar.

─Lo que tú digas ─le contesté. ─Sólo lávate la cara de una puta vez y volvamos a la fiesta.

─Bueno, de hecho ─me dijo con una sonrisa retorcida─Jorge me ha hecho prometerle que no me limpiaría la cara después de acabar con todos, y que volvería a la fiesta cubierta por la lefa de todos. Ha dicho algo sobre humillarte o algo parecido.

En ese momento me sentí derrotado. La fiesta se estaba convirtiendo en lo más humillante que había vivido nunca. Todo el mundo que la viera así sabría que mi novia me había engañado, por el simple hecho de que había demasiado semen en su cara como para que fuese solo mío.

─Cariño tú solo finge que no está ahí, nadie se va a dar cuenta─dijo ella para tranquilizarme.

Estaba muy nervioso, y no me había dado cuenta hasta ese momento de que tenía una erección. Ana no la había notado porque como ya he dicho, no tengo un gran paquete. Me alegré de que ella no hubiera reparado en mi erección porque ello querría decir que me estaba gustando verla así.

─A la mierda. ─dije yo, y salí del baño.

Fui a coger otra cerveza fría de la nevera de la cocina y allí estaban mis amigos. Me uní a ellos.

─¡Colega!─dijo Rodrigo ─¿Te lo estás pasando bien?

Mejor aparentar que no ha pasado nada pensé. Estos son mis amigos. No quiero sacrificar la relación con mis amigos de tantos años por algo tan trivial como mi novia chupándoles la polla a los tres en una fiesta.

─No está mal ─dije ─pero podría ser mejor.

─Pues yo me lo estoy pasando genial,─dijo con una sonrisa extraña ─una chica me ha hecho una mamada hace un rato.

Él sabía perfectamente que quien le había chupado el miembro había sido mi novia Ana, pero quería tocarme los cojones. En ese momento, mi novia decidió hacer su aparición. Vino directamente a la zona donde estábamos sentados y se sentó a mi lado. Todavía llevaba la cara llena de semen, para mi desgracia. Joder, era muy vergonzoso.

─Hola Andrés, Rodrigo, ¡hola Jorge! ─los saludó.

Rodrigo estalló de risa al ver a mi novia cubierta de semen sentarse a mi lado.

─Cariño te he estado buscando ─puso una mano sobre mi pierna. ─Dame un beso.

Cerró los ojos y se acercó a mi cara. Pude ver la ingente cantidad de semen de su cara de cerca. Para no crear una escena, me incliné hacia ella y le correspondí. Saboreé el semen de mis tres mejores amigos. Pude oír cómo Rodrigo bromeaba:

─Esa chica que antes me la ha chupado era muy buena tío.

─Sí, a mí también me ha comido la verga.─ dijo Andrés.

Continuaron hablando sobre cómo mi novia les había hecho una buena limpieza de sable. Para referirse a ella no usaban su nombre, decían esa puta o esa guarra. Durante todo ese rato, yo estaba sentado con el semen salado de mis amigos en los labios. Ana se excusó y yo la seguí.

─Límpiate esa mierda de la cara ─le dije cabreado.

─Te has parado a pensar que alomejor me gusta llevar esta máscara de lefa?─ me rebatió. ─Creo que simboliza la conquista de tus amigos y cómo ellos se han ganado el derecho a usar tu novia como un cubo de semen siempre que quieran. Dicho esto, me lavaré la cara si me besas otra vez, pero quiero un buen beso.

Viendo que no era negociable, me incliné hacia ella y le di un buen morreo, sorbiendo un poco de semen sin querer. Ella sonrió y se fue al baño a lavarse la cara. Cuando volvió, le dejé las cosas claras:

─Perfecto. Ahora me gustaría que dejarás de comportarte como una putita esta noche. Prométemelo.

─Claro que sí, cari ─dijo con una sonrisa traviesa.

Sentí un nudo en el estómago. Después de chuparle la polla a mis amigos y y lucir sus corridas en su cara, sabía que no podía confiar en ella, pero no tenía otro remedio.

Salimos al jardín a fumar un cigarro. Allí había dos tíos al lado de la piscina, hablando. Uno de ellos hizo una broma muy graciosa y me reí. El otro se giró y me dijo:

─¿Tú de qué te ríes?

Dejé de reír al instante. Qué maleducado.

─La broma…─dije.

─¿La broma? No era para ti, gilipollas. ─Dijo desafiante.

Veía que podía tener problemas, así que intenté rebajar la tensión:

─Mira, no quiero problemas. Lo siento.

─Bueno pues yo sí ─me contestó, provocándome.

Él y su amigo parecía que estaban preparados para saltar sobre mí y pegarme una paliza en cualquier momento, así que decidí que lo mejor que nos alejásemos.

─De acuerdo, nosotros nos vamos…

─Sí, mejor lárgate de aquí antes de que pateemos el culo.─ dijo, reventando una lata de cerveza contra el suelo, justo a mi lado.

─Vámonos, cariño─ le dije a Ana.

La cogí de la mano y entramos otra vez en casa de Jorge. Oí sus risas cuando nos alejábamos de la piscina. Fui al lavabo para lavarme la cara y aclararme las ideas: estaba siendo una noche difícil.

Cuando salí del lavabo, busqué a Ana pero no la encontraba por ningún lado, así que cogí otra cerveza de la nevera y me senté en el sofá a hablar con un par de conocidos.

15 minutos más tarde, me preguntaba donde coño estaba mi novia, así que empecé a dar vueltas por casa de Jorge para ver si la encontraba. Temiéndome lo peor, fui habitación por habitación pero no había manera de encontrarla.

Salí al jardín y allí estaba. Al verla, no me quedé más tranquilo: la vi de rodillas, chupándoles la polla a dos tíos a la vez. Cuando me acerqué un poco más para preguntarle qué coño estaba haciendo, los reconocí como los dos matones que habían estado a punto de pegarme una paliza un rato antes.

─Cariño, ¡¿qué estás haciendo?!─ le grité.

─Cállate, gilipollas. ─Me dijo uno de ellos.

─Lárgate, subnormal. ─Me dijo el otro.

Ella, en cambio, no dijo nada. Ni me miró. Los miraba a ellos. Observé cómo chupaba una polla y después la otra, alternativamente. Los dos matones tenían un pene más grande que el mío. Uno de ellos lo tenía más gordo aunque no mucho más largo. Mi novia casi no podía cerrar la mano alrededor de él.

A excepción de la música que se oía de fondo, que venía de dentro de casa de Jorge, fuera sólo se oía el sonido de Ana comiéndose las dos pollas de mis matones, que además lo hacía de forma muy ruidosa.

─Joder, mira colega, mi polla está en la boca de tu novia ─me dijo el de la polla gorda. ─Puta, mira a tu novio mientras me la chupas.

─Qué, ¿te vas a quedar ahí mirando? ─me preguntó Ana ─Lo suponía. ─Hizo una pausa para cambiar de polla. ─Ellos son más fuertes que tú, así que eso te convierte en su putita también. ¡Acércate y ponte de rodillas aquí conmigo!

─Ni de coña ─protesté.

─Haz lo que dice, capullo ─dijo uno de ellos. ─o sin te vamos a patear el culo cuando tu novia nos acabe.

Uno de ellos puso su mano en mi hombro y me obligó a agacharme de forma que quedé al nivel de mi novia y muy cerca de las dos pollas de mis matones.

─Ahora mira con atención ─dijo Ana. ─Mira cómo les voy a chupar las pollas a tus superiores.

Acto seguido, dejó de sostener la polla que no estaba chupando y llevo esa mano al culo del matón que estaba chupando. De esta forma, atrajo hacia ella el cuerpo entero del matón, y controlaba cuánta polla se metía en la boca.

De repente, sacó la lengua y empujó el cuerpo del matón hacia sí, de forma que se metió la polla entera del matón en la garganta, y a la vez movía la lengua y le lamía la base. Aguantó hasta que no pudo más y paró para respirar.

─Mira eso cornudo, tu mujer no ha tenido ni una arcada. Le cabe cualquier polla en la garganta, no importa lo larga que sea.

─Pensaba que solo me pasaba con el pene de mi novio, es más pequeño que los vuestros. ─dijo sonriendo.

Siguió trabajándose esas pollas con su garganta profunda. Uno de ellos no pudo más y le dijo que iba a correrse. Ana me pasó un brazo por el cuello y me atrajo hacia ella, para que viera muy de cerca cómo se corría en su boca.

Cuando acabó, se pasó el pene por los labios dejándoselos brillantes. Ella le lamió la polla desde la base hasta la punta, donde se entretuvo unos instantes y se giró para acabar con el otro matón. El que ya se había corrido se subió los pantalones. Ana me miró y me dijo:

─Cariño, ya puedes irte. Cuando acabe, te voy a buscar por la fiesta. ─me sentí aliviado.─ Espera, dame un beso ─dijo riendo.

Le di un beso con sus labios llenos de semen, me levanté y me fui corriendo. El matón que ya se había corrido en la boca de mi novia estalló en carcajadas mientras me alejaba humillado.

Decidí que la noche no iba a acabar así, y fui a buscar a mis amigos para plantar cara a esos matones.

Conseguí que Jorge y Andrés me siguieran. No encontré a Rodrigo. Ellos convencieron a dos compañeros más de clase, que se unieron a nosotros. Cuando volvimos al jardín, mis amigos se quedaron en shock contemplando la escena: Ana estaba en sujetador comiéndole la polla a Rodrigo y había tres chicos más haciendo cola y mirando con los pantalones bajados. Los dos matones también estaban allí, contemplando la escena. Rodrigo abrió los ojos, nos vió y dijo:

─Lo siento tío, pero necesito que tu novia me chupe la polla otra vez. Es tan buena…

De repente, toda la gente que había llevado para plantar cara a los matones se unieron a la cola.

─Colega, Rodrigo tiene razón. Déjanos disfrutar de ella.

No me lo podía creer. Cada vez me sentía más humillado. Viéndola allí, de rodillas y en sostén, llena de semen de no se sabe cuántos chicos, me daba ganas de participar, así que me puse delante de ella para que me chupara la polla a mí también. Alguien protestó:

─No me jodas, Mario ¡Ponte al final de la cola!

─Sí tío, déjanos a los demás disfrutar con Ana antes y luego ya te tocará a ti.

Ana, al ver lo que ocurría paró un momento de comérsela a Rodrigo y me dijo:

─Cari, tiene razón. Tú me tienes siempre. No seas egoísta y deja a ellos primero. ─y siguió chupándosela a Rodrigo.

Retrocedí y fui hasta el final de la cola. Habían llegado dos chicos más que ni conocía, y me puse detrás de ellos.

Era el octavo en la fila para disfrutar de una mamada de mi novia. Siete personas antes que yo iban a correrse en ella antes de que yo pudiera verla y gozar de su boca. Intenté disimular la erección pensando en otras cosas.

La fila fue reduciéndose y la gente se fue largando. Todos me miraban y se reían de camino otra vez a la fiesta.

Llegó mi turno y Ana no podía estar más preciosa. Estaba guapísima con toda esa lefa cubriéndole la cara, los hombros y las tetas. Me dijo:

─Cariño, ¿estás preparado para tu mamada?

Asentí. Cuando Ana me bajó los pantalones comprobó mi erección, dura como una piedra.

─¡Vaya, pero si ya está contenta! ¿Qué te pasa? ¿Te gusta verme así de cubierta?

Volví a asentir. Pasó mi polla por sus tetas, refregándola en el semen que ya tenía para lubricarla, y se la metió en la boca. Gimió de placer por el nuevo sabor de mi pene, supuse.

Cuando por fin empezaba a olvidar lo horrible que estaba siendo la noche gracias a la mamada que me estaba haciendo Ana, volvieron a presentarse delante de nosotros los dos matones.

─Tu novia es una guarra, tío. ─dijo uno.

─Tu novia es nuestro cubo de esperma, y nos correremos en ella siempre que queramos.─dijo el otro ─¿A que sí, Ana?

─mhm, Sí ─dijo Ana sin sacarse mi polla de la boca. ─Soy propiedad de todos los amigos de Mario, y de los amigos de sus amigos. Todos me podéis usar cuando y como queráis y Mario no puede decir nada.

Ana me miró a los ojos:

─Soy una guarra, Mario. ¿No estás orgulloso de mí? Soy la puta de tus amigos.

Justo cuando Ana decía esta última frase, me frotaba tan rápido la polla que me corrí sin poder avisar. Mi semen cayó en la hierba del césped.

─Ni siquiera eres capaz de correrte como nosotros en la cara de tu novia, cornudo.

─¿Qué ha pasado? ─me preguntó Ana. ─¿Te ha gustado lo último que he dicho, que soy la puta de tus amigos y tu no puedes decir nada al respecto? Ya sabía que te iba a encantar la idea.

No se me ocurrió nada para contestarle. En el fondo, llevaba razón. Yo sólo quería que ella fuera feliz. La quería.

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