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Cornudologia28 de mayo de 2025cornudos9 vistas

El Cornudo invisible

Crecí en una familia muy conservadora y fui a una escuela solo para chicos.

Siempre he sido (y sigo siendo) socialmente raro, así que nunca salí con ninguna de las chicas de la escuela que había cerca de la mía.

Incluso cuando llegué a la universidad, mi suerte no cambió mucho, tampoco.

Cuando logré finalmente besar a una chica, nunca pasó de ahí. Era frustrante, pero me aferraba a la esperanza de que algún día mi suerte cambiaría.

3 años después, yo ya tenía 25 años.

Conocí a una chica increíble un fin de semana que volví a mi ciudad natal.

Ella tenía 19 años y estudiaba en la universidad a muchos kilómetros de distancia. Conectamos en seguida y vimos que nos llevábamos muy bien.

Mantuvimos el contacto y después de unos meses tomé un avión para visitarla.

Yo era muy ingenuo y no sabía qué hacer ni cómo tratar a las mujeres. Pero, estaba muy interesado en ella y notaba que yo le gustaba a ella, pero tenía miedo de perderla, así que me tomaba las cosas con calma para respetar sus límites. Nos habíamos besado aquí y allá, pero nada más que eso. Ni siquiera la había visto desnuda.

Una noche, durante mi visita vimos una película y bebimos un poco.

Ella parecía juguetona y sentí que podría tener la oportunidad de quizás ver un poco más de ella, e incluso tocar sus pechos.

Decidimos abrir el PC y curiosear un poco en internet. Visitamos una web de chats en línea y chateamos con otros chicos y chicas.

Vimos que apareció un tipo con un nombre que era algo así como Juan25cm. Dije jaja nadie es tan grande, es como imposible. Así que lo elegimos y comenzó a chatear.

Como todos los chicos, fue muy rápido en sacarla y mostrarla por webcam para nosotros.

Mi mandíbula cayó al suelo. No podía creer su tamaño. Inmediatamente me quedé impactado y asqueado cuando apareció en nuestra pantalla. La miré para ver su reacción.

Ella exclamó en voz alta: "¡Santo cielo, eso es ENORME!".

Cuando estaba a punto de cerrar la ventana y pasar al siguiente chat, ella me detuvo y dijo:

—Espera.

Ella quería preguntarle algunas cosas al chico. Me sorprendió, pero dije:—OK, genial.

Comenzó a preguntarle cosas como qué grosor tenía y comenzaron a chatear intensamente sobre cosas sexuales.

Yo apenas había mencionado la palabra sexo en ninguna conversación con ella antes, y aquí estaba ella hablando con un chico random sobre la vez que tuvo múltiples orgasmos cuando se masturbó la otra noche.

No tenía idea de lo que estaba pasando. A medida que la conversación avanzaba, me volvía más invisible para ella.

Él le pidió que mostrara sus pechos. Me reí como diciendo ni de broma, ella es demasiado tímida para eso, pero contra todo pronóstico ella le dijo:—¡Espera!

Se volvió hacia mí y me pidió que me girara y mirara hacia otro lado para que no pudiera ver sus pechos cuando se los mostrara. Yo estaba como oh, um, pero... Y ella me dijo:—Venga, será rápido, solo gírate...

A regañadientes lo hice. En el rincón de mi ojo podía ver sus movimientos, levantándose la camisa para mostrárselos.

Luego me dijo que ya podía girarme. Todavía puedo escuchar la voz de él diciendo:

—Dios mío, esos pezones son increíbles.

Él le pidió que le enseñara como se masturbaba. Me senté a su lado nuevamente pensando que de ninguna manera.

Ella respondió sin dudarlo:

—Claro, solo dame un momento para ponerme cómoda y que mi amigo mire hacia otro lado.

Ahora estaba casi paralizado de los nervios, atrapado en esta situación tan surrealista.

Ella se giró ligeramente y posicionó la cámara, para que él pudiera tener una buena vista. Me senté justo a su lado, ella me pidió que no la mirara y luego metió su mano por el frente de sus pantalones de pijama.

Después de unos minutos terminaron y la charla terminó. Cerró el PC portátil.

Ella me dedicó una sonrisa linda y medio se disculpó diciendo:

—Lo siento, he estado tan cachonda últimamente y realmente necesitaba eso, espero que no te haya importado.

Respondí tímidamente que estaba bien. Me alegro de que ella disfrutara pero para mí fue humillante.

Le insinué que yo también estaba muy cachondo después de eso. Ella sonrió y dijo:

—Eso está bien.

Luego dijo que estaba cansada y necesitaba dormir. Me dió un rápido beso en los labios a modo de despedida y me acompañó a la salida, para que pudiera regresar a mi hotel.

Tardé un año más en llegar a ver esos pezones.

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