Como empezó todo
Hace unos años, cuando todavía no me había emancipado, mi habitación estaba siendo reformada, así que tuve que dormir unos días en la misma cama que mis padres, su cama.
Una noche, mientras dormíamos, yo estaba despierto y vi que mi padre se despertó excitado y quiso tener sexo con mi madre.
Ella estaba preocupada de que yo me despertara y le dijo que no sabría cómo explicarían lo que estaba pasando si los pillaba follando.
Empezaron a tener sexo, y mi madre no paraba de mirarme para asegurarse de que no me despertaba.
Se sacó las tetas para mi padre mientras él la follaba más fuerte.
En un momento, me moví un poco para tener mejor vista mientras me hacía el dormido y mi mamá notó mi movimiento y se cubrió rápidamente, pero ya era demasiado tarde. Sabían que los había visto.
Mi padre, al ver que estaba despierto, me dijo:
—Todos los chicos de tu edad tendrían una erección por una mamá tan sexy. Apuesto a que ya la has visto desnuda antes y alguna vez te has masturbado pensando en tu hermosa madre igualmente.—
Mi mamá me miró y me hizo confesar. Yo contesté que era cierto.
Luego, para mi sorpresa, me dejaron mirar mientras follaban.
Mi madre me dijo que podía masturbarme si quería, mirando sus grandes tetas rebotando. Incluso me dejó tocarlas y jugar con ellas mientras me masturbaba al lado de ellos.
Solo me pusieron una condición: que no manchara de semen la cama.
Empezaron a follar otra vez, pero ahora mi madre ya no estaba tan nerviosa, sino má relajada. Se sentía más cómoda ahora que sabía que no había problema conmigo.
Al ver que tardaba mucho en tener una buena erección, mi mamá me escupió en mi pene y me empezó a pajear mientras me hablaba sucio, a la vez que cabalgaba a mi padre lentamente.
Me corrí en su mano y ella apretó mi pene hasta que no quedó ni una gota dentro. Después, se lamió los dedos y besó a mi padre.
En ese momento fue el turno de correrse de mi padre, y él explotó dentro de ella.
Los dos eran muy traviesos.
Cuando acabaron, mi padre se fue a la ducha y yo me quedé con mi madre en la cama, descansando a su lado. Los dos desnudos.
Mi mamá sabía que todo eso me había excitado mucho.
Yo fantaseaba con que mi padre me dejara que disfrutara del cuerpazo de mi madre delante de él, y tuve una nueva erección que no pude ocultar.
[IMG:https://iili.io/FkHg6v9.jpg|Imagen de historia||center]
Al ver mi pene erecto, mi madre me preguntó si me había quedado con ganas de más, a lo que le dije que sí.
Sonriendo, ella me dijo que si quería aprovechar, ese era un buen momento ya que probablemente nunca más se repetiría algo así.
En ese momento supe que tenía permiso para hacer cualquier cosa con ella sin consecuencias.
Me puse en cuclillas frente a ella y empecé a comerle el coño, saboreando sus flujos (y los de mi padre a la vez). Ella gimió de placer y sujetó mi cabeza para guiarme hacia el lugar correcto.
Yo extendí mis brazos para alcanzar sus preciosos pechos y acariciarlos a la vez que le daba placer.
Cuando llegó al clímax, me volteó y me puso bocarriba. Me dió un rápido beso en la boca y me dijo que era mi turno.
Empezó a pajearme por segunda vez, esta vez de forma mucho más intensa y concentrada en mí. Yo notaba la erección más fuerte que había experimentado en mi vida.
Al ver que no paraba de mirar como rebotaban sus tetas, las acercó a mi cara y me metió un pezón en la boca.
No pude aguantar mucho más y exploté en mi estómago y en su mano.
Ella sonrió orgullosa. Me dió las buenas noches y me dijo que me fuera a limpiar ese desastre.
Cuando me levanté para ir al lavabo, me giré y la vi lamiéndose la mano una vez más, saboreando mi semen.
Fue una experiencia loca y algo que nunca olvidaré.