Mi novió me incitó a engañarlo
Mi novio, bueno, ahora exnovio, era el hombre más dulce y más bueno con el que he estado nunca. Estaba lleno de compasión, me trataba genial y me cuidaba mucho.
Pero esa dinámica también se aplicaba en la cama. Nuestra vida sexual estaba bien, pero no tenía la personalidad para "follarme como a una puta zorra" como hacían mis ex. Además, yo era un poquito más alta que él, lo que contribuía a que todo fuera muy... normalito.
Al principio no me importaba, tenía un tamaño normal y no era un problema, pero cuanto más tiempo pasábamos juntos, más pensaba, incluso fantaseaba, con mis anteriores parejas.
No ayudaba que mi novio me preguntara por mi vida pasada. Le gustaba saber detalles como el tamaño de la polla de los otros o cómo me trataban cuando me follaban. Para no herir sus sentimientos, siempre restaba importancia a mi pasado. Ahora, mirando atrás, fue la primera señal de que apuntaba maneras como cornudo.
La segunda pista fue lo tranquilo que se quedaba cuando salía de fiesta y me ponía a bailar y frotarme con otros tíos. Como era más alta que él, siempre acababa con hombres mucho más altos y grandes mientras lo ignoraba. Ni decía nada, ni se quejaba, y hasta creo que más de una vez lo pillé mirándome y sonriendo cuando me restregaba el culo contra la entrepierna de otro.
Pero las cosas empezaron a subir de nivel.
Me volví más coqueta con otros hombres: de tocarles sus brazos musculosos pasé a sentarme en sus regazos. Por otro lado, mis respuestas a las preguntas de mi novio sobre mi vida sexual pasada se volvieron más explícitas y crudas, ya no filtraba nada. Con eso, esperaba que así él me tratara más como a una zorra en la cama, para reclamarme. Pero mi novio blandengue no tenía huevos.
El punto álgido llegó cuando mi novio me dijo que mi ex había aparecido en sus sugerencias de amigos en redes. El pobre iluso soltó:
—¿No es este tío el chulo del gimnasio que te levantaba en volandas y te follaba de pie?— (Sí, al final le empecé a dar detalles muy gráficos de mi pasado, jajaja).
Esa pregunta me hizo desear un buen polvo salvaje como nunca.
Deduje que mi ex me había estado buscando en redes. Saber que seguía pensando en mí me puso tan caliente que no tardé en volver a sus brazos... y a su polla dentro de mí. Retomamos el contacto.
Eso abrió las puertas —y mis piernas— a un mundo de pollas. Empecé a escribir a ex y a dejar que me follaran. Todos sabían que tenía novio, así que solo querían usar mi coño y nada más. Adiós.
La cosa se descontroló: mi móvil estaba lleno de planes para quedar y abrirme de piernas con hombres a sus espaldas. Ya no eran solo ex, también tíos nuevos que conocía o que me escribían por internet.
Una noche, saliendo de fiesta, nos cruzamos con uno de los tíos con los que me estaba acostando. Verlos a los dos juntos me excitó un montón; el otro era el doble de alto y grande. Me lancé a sus brazos para saludarlo con un abrazo y me agarró el culo. Mi novio, el pobre tonto, se quedó ahí plantado sin decir ni pío. Ni me molesté en presentárselo.
Pensaba que el idiota de mi novio vivía en su burbuja, ajeno a toda la polla que me estaba metiendo. Hasta que lo pillé masturbándose con las conversaciones que tenía en el móvil con mis amantes. Me desperté de madrugada y lo encontré con mi teléfono en una mano y su pollita delicada en la otra, leyendo cómo planeaba abrirme de piernas para otros hombres.