Mi mujer organiza cada año un viaje a solas con su hermana (mi cuñada Karina) para estar libres de maridos e hijos.
Durante esos viajes siempre nos llamamos por videollamada para explicarnos cómo ha ido el día. Yo le explico qué he hecho, ella me explica qué ha visitado, etc.
En una de esas videollamadas, no se sabe muy bien por qué, ella se puso un poco picante y me preguntó si me había estado masturbando.
Obviamente yo le respondí que sí, porque somos muy sinceros con ese tipo de cosas. Entonces ella me preguntó si podía ver mi “cosita” (textualmente).
Mi mujer y yo disfrutamos de una dinámica especial. Ella disfruta viendo cómo me excito cuando hablamos de mi micropene.
Para mostrarle mi cosita, cambié de cámara y me bajé los pantalones a la vez que veía en su cara la reacción. Empezó a descojonarse y me pareció oír otra risa, pero pensé que no podía ser nadie más porque era una llamada muy íntima.
Me dijo que ya estaba bien y que me la guardase. Nos dimos las buenas noches y acabamos la llamada.
Al regresar de aquel viaje, fui a buscar a mi mujer y a mi cuñada al aeropuerto, y al saludar a mi cuñada Karina, me dijo:
—¿Qué tal, pequeñín?
No supe a qué se refería hasta esa misma noche, cuando mi mujer me dijo que no habíamos estado solos en la videollamada, y que mi cuñada había podido ver de primera mano el tamaño de mi pene.
Mi mujer me había dicho en el pasado que es muy abierta con su hermana sobre nuestra vida sexual desde que empezamos a salir, pero nunca le había dado detalles sobre mi pequeño pene hasta ese viaje.
A su hermana le entró mucha curiosidad por saber más detalles cuando mi mujer se refirió a mi pene como pequeño:
—¿Pequeño?¿Pero cómo de pequeño? No me puedo imaginar un pene así...—le dijo mi cuñada.
Por eso quiso dar un paso más y la hizo partícipe de nuestra videollamada en la que me hizo mostrarle mi “cosita”.
Mientras me explicaba eso, mi mujer hizo el gesto con los dedos (de un pene pequeño) y se rió.
[IMG:https://iili.io/F5h4Uep.jpg|Imagen de historia||center]
Fue tan humillante y excitante que me masturbé mientras me lo explicaba solo pensando en la situación desde su punto de vista.
Una semana después, fuimos todos a la playa.
Mi cuñada Karina iba a llevar a sus dos hijos, así que mi mujer y yo decidimos apuntarnos con los nuestros.
Las chicas y yo nos adelantamos y nos preparamos para tomar el sol en la playa mientras los niños juegan en el agua.
Más o menos una hora después de estar en la playa, decidí ir a jugar con todos los niños y nos lo pasamos genial en el agua.
Cuando por fin era hora de salir y volver a casa, obviamente necesitaba cambiarme y quitarme el bañador, para no mojar el asiento del coche. Pero no había ningún baño cerca para cambiarme, así que mi mujer y mi cuñada me sujetaron una toalla mientras yo me cambiaba.
—No miréis, que me estoy desnudando—pedí.
—Como si quisiera ver eso—dijo Karina.
Me bajo el bañador. Mi cuñada decide echar un vistazo y ve mi pene de 4 centímetros encogido.
—¡JAJAJAJA LO SIENTO, NO HE PODIDO EVITARLO! ¡ES TAN PEQUEÑO! ¡JAJAJAJ!—rió Karina.
—Bueno, sí, el agua está fría, ¿sabes?—me defendí.
—Debe de estar CONGELADA porque es más pequeño que el de mis hijos, jaja.—
—Lo que tú digas…—dije mientras notaba un principio de erección.
Ahora siempre me recuerda mi “cosita de 4 centímetros” y yo muchas veces me masturbo pensando en aquel momento.