Mi amiga
Tengo una amiga que le es infiel a su marido.
Su marido tiene una pequeña empresa de reformas y tiene 3 o 4 empleados. Trabaja mucho y nunca está en casa, así que ella tiene muchas oportunidades para pasarlo bien en su día a día.
La semana pasada, él celebró su cumpleaños e invitó a los empleados, a sus amigos y demás. Fue una fiesta a lo grande.
Me explicó que pasaron el día comiendo y bebiendo, y a la hora de irse, uno de los empleados estaba tan borracho que le ofrecieron quedarse a dormir en la habitación del hijo.
El hijo durmió con el marido en la habitación de enfrente y la ella durmió con la hija en la habitación del principio del pasillo.
Con todos durmiendo en sus respectivas camas, el empleado borracho comenzó a enviarle mensajes por Instagram, diciéndole que no podía dormir y le dijo lo bien que bailaba.
Ella le contestó que se durmiera, que estaba muy borracho, intuyendo lo que él realmente quería.
Ya habían tenido relaciones en el pasado, y el morbo de la situación hizo que no pudiera resistirse. Salió de la cama de la hija.
A oscuras y en silencio, se dirigió a la habitación del empleado. Al pasar por un espejo en el pasillo, comprobó que su camisón era demasiado escotado.
Al llegar a la altura de la habitación, vió que él estaba desnudo bajo las sábanas y fue a su lado.
Le puso unos dedos en la boca para indicar que no hiciera ningún ruido.
Con la puerta abierta, echó una mirada nerviosa hacia la habitación donde dormían su marido y su hijo, que estaba justo enfrente, a la vez que levantaba la sábana y se agachaba.
Empezó a chuparle la polla, dura como una roca por la expectación, tratando de no hacer ruido al sorber, pero tenía la boca hecha agua.
En un momento dado, el empleado la paró, se levantó y la puso mirando al pasillo.
Tomándola por detrás, la penetró mientras ella miraba hacia la cama donde dormían su marido y su hijo.
El empleado le apretaba los pechos con fuerza y le tapaba la boca con la mano para que no hiciera ruido. Ella reprimió sus gemidos.
Después de unos largos minutos, el empleado le pidió que se estirase en la cama y no tardó en correrse en sus tetas, llenándolas completamente de su semen.
Después, ella se dio la vuelta y le limpió los restos de fluidos que habían quedado en su polla mientras se esparcía todo su semen por las tetas, dejándolas bien brillantes ante la luz que entraba por la ventana.
Acto seguido, le dio una palmadita en el pecho y le susurró “Buenas noches”.
Después regresó a dormir con su hija aún con la corrida de su amante bañándole todos sus pechos.
Ella sabe que disfruto mucho con estas historias, y cuando acabó de explicármelo, sacó el teléfono móvil de su bolso y me enseñó un vídeo.